Su vida intelectual había hecho de las crisis nerviosas una costumbre.
Perdido entre los suyos, sentía que carecía de todo interés.
Un caluroso día de verano, decidió ir a la playa con una compañera… como un muerto, se tendió desnudo al sol, sobre la arena; dos primitivos entre las rocas batidas por las olas. La naturaleza y el cielo anegado de sol parecían dispuestos a curar sus nervios cansados Sigue leyendo